martes, 27 de agosto de 2013

El gen argentino: los bases

Juegos Olímpicos Beijing 2008. El plantel argentino superaba los 30 años de edad de promedio, y los medios especializados y los amantes del basquetbol empezaron a hacer notar su preocupación por el tan mencionado recambio generacional. Esto es, quiénes ocuparían los lugares de aquellos gladiadores, ahora más experimentados y longevos, que lograron la medalla dorada en 2004. Sin embargo, hasta en los más negativos opinólogos, ninguno dudaba de la capacidad de los jóvenes bases que, sin alcanzar las dos décadas, ya peleaban un lugar en la Liga Nacional. La posición de armador de juego fue, a lo largo de la historia del baloncesto argentino, resguardada por carismáticos comandantes, que destacaban por imponer mediante su conducción el estilo del juego que distinguía al combinado nacional. 





 
Alberto Cabrera, con la camiseta de Estudiantes de Bahía Blanca 

Desde Ricardo González, gran capitán del combinado nacional que se coronó campeón del mundo en el Luna Park en 1950, el gen argentino se implantó en los bases. El "negro", recientemente escogido para integrar el Salón de la Fama, destacó por su capacidad goleadora y liderazgo, que lo convertía en el director del equipo dentro del campo de juego. Su legado lo heredó Alberto Cabrera, bahiense que descolló en Gimnasia y Esgrima de La Plata y Estudiantes de su ciudad natal. "Beto" supo defender la camiseta del seleccionado desde la década del 60' hasta el epílogo de su carrera, en el Sudamericano del 1979. Nadie podría suponer que ese hombre regordete, morrudo y sin una altura destacada pudiera tener semejante talento, inteligencia y visión del campo. Su entrega y capacidad de tiro hicieron de Cabrera un símbolo del basquet argentino y bahiense, localidad donde se convirtió en una figura legendaria, a tal punto que tiene una calle con su nombre. 

 
Miguel Cortijo, idolo indiscutido de Ferro, que ganó todo en los 80'. 

La posta de los armadores argentinos la tomaría, ya entrados los años 80', Miguel Cortijo. El santiagueño imprimiría un estilo que, combinando el liderazgo de González y la inteligencia de Cabrera, sería una característica de todos los bases argentinos contemporáneos. Cortijo, gran valuarte argentino para conseguir el oro en el Sudamericano de 1987, fue líder en pases-gol de todo el Mundial de España en 1986. Junto a Eduardo Cadillac, compartirían la conducción de la selección nacional a lo largo de la década, asegurando una garantía de asistencias, puntos y temperamento en la posición. 

 
Milanesio, capitán y líder de la selección en los 90'. 

La última década del milenio encontraba a la Argentina como organizadora del torneo mundial de la disciplina. El combinado local jugaría con tres armadores ese torneo: el mencionado Miguel Cortijo, Marcelo Richotti (un tapado, pero con la entrega, personalidad y desfachatez para jugar característicos de los bases argentinos) y el titular, Marcelo Milanesio. Este último, ídolo indiscutido y ovacionado en las canchas de todas las provincias en donde le toco jugar, se convirtió en un símbolo de los conductores nacionales. Carismático, talentoso, inteligente, atrevido y enamorado de las camisetas con las que jugo, tanto las de Atenas de Córdoba como la de su país. Fue capitán y figura de la selección argentina a lo largo de los 90', siendo condecorado como líder en asistencias, en el Mundial 1994 disputado en Canadá. 

 
"Pepé" Sanchez, talento puro 

Con el retiro de Milanesio, Juan Ignacio Sánchez se hizo cargo del puesto de base en el representativo nacional. El bahiense, primer jugador argentino en disputar un encuentro en la NBA, siempre mostró un talento exorbitante y una visión de juego extraordinaria, que complementaba con un manejo de los tiempos de juego fuera de lo común. Con su conducción, Argentina se alzó con el subcampeonato mundial en 2002 y con la medalla dorada en Atenas 2004, el máximo logro en la historia del baloncesto en el país. "Pepé" además, brilló en el Real Madrid y en Barcelona, dos clubes representativos del deporte mundial. Sánchez fue líder de pases-gol en el Mundial de Japón 2006, continuando con una grata costumbre del basquet nacional. 

 
Prigioni, orden y visión de juego vigente todavía en la selección. 

Remontándonos al presente, podemos distinguir a primera vista a Pablo Prigioni, armador cordobés que fue subiendo su nivel a lo largo de los años, logrando a los 35 abriles debutar en los Knicks de Nueva York, equipo insignia de la NBA. Prigioni logra continuar con el legado de los bases nacionales: se destaca por su visión de juego, liderazgo dentro de la cancha y tiro de tres puntos. El cordobés no fue menos y también fue el máximo asistente en el último mundial de la disciplina, disputado en Turquía en el años 2010. 

 
Los nuevos comandantes: Laprovittola y Campazzo 

Con la lista del equipo que disputará el Premundial de Caracas cerrada, podemos ver tres armadores que se corresponden con sus antecesores, heredando claramente el gen argentino. Facundo Campazzo, Juan Fernández y Nicolás Laprovittola serán los encargados de ocupar la posición de bases en el torneo, y ya se puede ver en ellos, jóvenes que no superan los 24 años, atisbos de aquellos capitanes que lograron ser la voz mandante de todos los representativos nacionales. La capacidad de conducir el balón, la visión de juego y el liderazgo en la cancha, son características que se repiten, no casualmente, en los armadores argentinos y en este artículo. Los bases, los que imponen ritmo al partido, los que generan orden, los que hacen mejores a sus compañeros, están asegurados en Argentina. Demos gracias. 

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